sábado, noviembre 9

La futbolista Jennifer Hermoso denuncia en la Fiscalía el beso de Rubiales | Fútbol | Deportes

La futbolista Jennifer Hermoso, jugadora de la selección española, presentó este martes una denuncia expresa en la sede de la Fiscalía General del Estado por el beso no consentido que le dio Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), durante la celebración por la victoria en el Mundial femenino. Según ha informado el ministerio público, que abrió diligencias de investigación a finales de agosto por un posible delito de agresión sexual e invitaba a la deportista a dar este paso, la Fiscalía de la Audiencia Nacional tiene la intención de presentar una querella por los hechos a “la mayor brevedad posible”. Rubiales se encuentra suspendido por la FIFA y la denuncia de Hermoso complica la causa abierta en el organismo mundial contra el presidente federativo.

El caso Rubiales, que ha trascendido las fronteras españolas y ha agitado el deporte mundial en las últimas semanas, se enfrenta así a un nuevo escenario. La denuncia formalizada por Hermoso resultaba fundamental para que la Fiscalía pudiera actuar por la vía penal contra el presidente de la RFEF. Fuentes fiscales consideraban que, sin esta iniciativa de la jugadora (avanzada por eldiario.es), no podrían seguir adelante con el proceso, ya que el artículo 191.1 del Código Penal establece que, para actuar por delitos de agresiones, acoso o abusos sexuales, es precisa la “denuncia de la persona agraviada, de su representante legal o querella del Ministerio Fiscal”. Este punto ha supuesto que, en la práctica, el ministerio público solo actúa de oficio cuando las víctimas son menores o especialmente vulnerables, como personas discapacitadas.

Además, en opinión de la Fiscalía, la competencia debe recaer en la Audiencia Nacional, ya que el presunto delito lo ha cometido un español en el extranjero —el incidente se produjo en Sídney (Australia), que acogió la final del campeonato—. Por ello, el caso ha caído en manos de la teniente fiscal de este órgano judicial, Marta Durántez, que estuvo presente durante la declaración del martes de Hermoso y que firmó el escrito de agosto para la apertura de las diligencias de investigación.

En dicha resolución, la teniente fiscal ya entendía que “el acto sexual sufrido” por la futbolista “no fue consentido”, basándose en las declaraciones públicas que había hecho la jugadora. A través de un comunicado, Hermoso dejó claro que se sintió “vulnerable” y que fue “víctima de una agresión”. El máximo directivo de la federación le dio un beso en la boca “mientras agarraba con las dos manos la cabeza de la jugadora”, como describía de forma explícita el ministerio público en su escrito, donde incidía en el compromiso adquirido por España con la firma del Convenio de Estambul de 2011 (sobre prevención y lucha contra la violencia sobre la mujer), que fija la obligación de “proteger a las mujeres contra todas las formas de violencia y prevenir, perseguir y eliminar la violencia contra la mujer y la violencia doméstica”.

El Código Penal contempla penas de entre uno y cuatro años de cárcel para quien realice cualquier acto que atente contra la libertad sexual de otra persona sin su consentimiento —castigo que puede elevarse cuando concurren ciertos condicionantes—. Aunque la ley también prevé que el órgano sentenciador pueda imponer solo una multa, “en atención a la menor entidad del hecho y a las circunstancias personales del culpable”, “razonándolo en la sentencia y siempre que no medie violencia o intimidación o que la víctima tuviera anulada por cualquier causa su voluntad”, entre otros factores.

Repercusión mundial

La actuación de Rubiales ha agitado a la sociedad española y ha atraído la atención de todo el mundo. Medios de comunicación de todo el planeta se han hecho eco de lo sucedido, mientras el suspendido presidente de la RFEF y su entorno, en sus intentos de justificarse, han arremetido contra la futbolista, a la que acusan de mentir. En su comparecencia del 25 de agosto ante la asamblea general extraordinaria de la federación, Rubiales se presentó incluso como víctima del “falso feminismo” y, de forma feroz, atacó a miembros del Gobierno, a los que amenazó con acciones legales. “¡No voy a dimitir, no voy a dimitir, no voy a dimitir!”, gritó, atrincherado en el cargo, instantes antes de que una parte de los asistentes se pusiera en pie para aplaudirle. Entre ellos, Luis de la Fuente y Jorge Vilda, respectivos entrenadores de las selecciones masculina y femenina.

Sin embargo, una relevante ola de solidaridad ha respaldado a Hermoso y a sus compañeras de la selección. Las muestras de apoyo no se han limitado al deporte (tanto nacional como internacional), sino que también se han sucedido en la política, la cultura, el periodismo… La reacción ha tenido tal fuerza que las consecuencias han resultado arrolladoras. La FIFA suspendió provisionalmente al presidente de la RFEF, vetándolo para “toda actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional” y prohibiéndole cualquier tipo de contacto con ella para evitar que la presione. El Gobierno ha solicitado al Tribunal Administrativo del Deporte que adopte una decisión similar por el daño causado por Rubiales a la imagen de España, mientras resuelve el expediente incoado contra él (por lo que este tribunal consideró una falta “grave”, y no “muy grave”).

Las consecuencias no se han quedado ahí. La federación ha destituido a Jorge Vilda, a quien Rubiales quería premiar con una ampliación de contrato y un aumento de sueldo (de 170.000 euros a 500.000). El entrenador se encontraba enfrentado con el vestuario. 80 jugadoras (incluidas las 23 campeonas) anunciaron que no volverían a la selección “mientras continuaran los actuales dirigentes”. Buena parte de su equipo técnico también dimitió. “He sido cesado injustamente”, se ha defendido Vilda en una entrevista radiofónica: “A esa asamblea no sabía muy bien a qué iba, pensaba que iba a una dimisión. En ese momento hace público que me está renovando y reconociendo mi trabajo. También aplaudo una gestión”, se ha justificado.

Por su parte, Luis de la Fuente pidió perdón por sus aplausos a Rubiales. “He recibido duras críticas. Pienso que son totalmente merecidas, lo lamento, lo comprendo y pido perdón. Son unos hechos que son injustificables”, dijo el seleccionador siete días después de la asamblea y cuando la FIFA ya había suspendido al presidente. Precisamente, la atención también se ha dirigido hacia la selección masculina. El equipo no emitió un comunicado de apoyo a sus compañeras hasta dos semanas después del beso. Esa nota generó discrepancias entre los internacionales más propensos a ser más contundentes y los que eran más partidarios de rebajarla. Uno de sus integrantes, Dani Carvajal, se ha solidarizado este mismo miércoles con Hermoso, pero ha pedido la presunción de inocencia para el presidente suspendido.

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