El Estado ha decidido meterse la mano en el bolsillo para impulsar cuanto antes un transporte aéreo descarbonizado, es decir más respetuoso con el medio ambiente.
Con motivo de una visita, el viernes 16 de junio, a la fábrica de Villaroche (Seine-et-Marne) del fabricante de motores Safran, donde se encuentran en particular los productos del Rafale, el presidente de la República, Emmanuel Macron, anunció un explosión de inversiones para “preparándose para los avances tecnológicos en el sector de la aviación y desarrollando el primer avión de energía ultrabaja”. En total, se movilizarán 8.500 millones de euros hasta 2027.
Estos anuncios se producen justo antes de la inauguración del Salón Internacional del Aire y el Espacio en Le Bourget, previsto para el lunes 19 de junio. El objetivo es doble. El estado quiere ayudar a los fabricantes a acelerar el desarrollo del avión de próxima generación, un avión de cero emisiones. También desea mantener la soberanía de Francia acelerando “el desarrollo y estructuración del sector del combustible de aviación sostenible (SAF)”, afirmó el presidente de la República.
Una dotación de 300 millones de euros anuales, a partir de 2024, triplicará el esfuerzo de financiación del Consejo de Investigación Aeronáutica Civil (Corac), la estructura que acompaña a algunos de los proyectos de grandes grupos, pero también de pymes del sector aeronáutico.
avión ultra-sobrio
Emmanuel Macron quiere ir rápido. Quiere que se fabriquen los futuros aviones de energía ultrabaja «al final de la década». Para lograr esto, la ganancia inesperada se utilizará en particular para financiar el desarrollo del próximo motor RISE (Innovación Revolucionaria para Motores Sostenibles). Un motor capaz de funcionar con hidrógeno como con 100% biocombustibles en el que trabajan Safran y la estadounidense GE, unidas dentro de la joint venture CFM. Parte de esta financiación se destinará a regar la urbanización de “nuevas unidades”, como el híbrido eléctrico y el hidrógeno, indicó el Presidente de la República.

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Las apuestas son enormes. El estado quiere mantener el impulso de Airbus. El fabricante de aviones franco-europeo se ha consolidado en los últimos años como el número uno mundial en aeronáutica por delante de su rival estadounidense Boeing. Posee dos tercios del mercado de media distancia con su A320 Neo, la familia de aviones más vendida del mundo. Dispositivos principalmente en Francia.
El otro gran proyecto liderado por Emmanuel Macron es crear una industria francesa para la producción y distribución de combustibles de aviación sostenibles (CAD). A pesar de las gigantescas ganancias que obtienen grupos petroleros como TotalEnergies, el Estado seguirá desembolsando 200 millones de euros, como precisó el Presidente de la República: “descarbonizar el sector aeronáutico y apoyar la soberanía energética del país”.
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