La inflación argentina ha roto todos los límites de velocidad y no da señales de detenerse. Los precios aumentaron un 12,7% mensual en septiembre y un 138,3% en el último año. Es una cifra altísima, récord en las últimas tres décadas, pero posiblemente sea más baja que la de los próximos meses porque el reciente derrumbe del peso en los mercados paralelos ha hecho que los formadores de precios vuelvan a pisar el acelerador. El Gobierno ha ordenado redadas policiales contra locales ilegales de compra-venta de divisas y ha impuesto nuevas restricciones en los mercados autorizados. El resultado ha sido un jueves de relativa pax cambiaria, previo a cuatro días feriados que permitirán recuperar el aliento tras una semana de corrida frenética, en la que se cruzó la barrera de los mil pesos por un dólar en el mercado informal.
Los aumentos de septiembre estuvieron liderados por prendas de vestir (15,7%), cultura y recreación (15,1%) y alimentos y bebidas no alcohólicas (14,3%), que subieron por arriba del promedio. Este último valor supone un mazazo para el Gobierno porque es el que más se siente en el bolsillo, en especial en el de las familias con menores recursos, que gastan gran parte de sus ingresos en comida. Por el contrario, los rubros con avances más contenidos fueron educación (8,1%) y vivienda, luz, gas, electricidad y combustible, cuyas tarifas están congeladas por orden oficial.
Salarios y jubilaciones han quedado atrás de esta escalada de precios, pese a los beneficios impositivos y bonos extraordinarios otorgados por el Gobierno argentino en vísperas de las elecciones del 22 de octubre. Las medidas, muy criticadas por una oposición que denuncia que amplían el rojo fiscal, tienen un claro objetivo electoralista: recuperar votos que permitan al ministro de Economía y candidato oficialista Sergio Massa seguir en la carrera electoral a la Casa Rosada.
Milei, el candidato más votado en las primarias de agosto, se mantiene como favorito para las generales. El día de la cita con las urnas, este economista ultraliberal cumplirá 53 años y se ilusiona con obtener una victoria en primera vuelta. Necesita el 45% de los votos o el 40% con diez puntos de ventaja sobre el segundo. Las encuestas descartan esa posibilidad y prevén que habrá segunda vuelta el 19 de noviembre entre los dos más votados, pero su fracaso para anticipar el triunfo de Milei en las primarias aumenta la incertidumbre.
Detenciones
También con fines electoralistas, Massa ha buscado detener la corrida cambiaria de los últimos días con nuevas restricciones en los mercados autorizados y redadas policiales contra los locales de compra-venta ilegal de divisas. “Dije: ‘prefiero perder la elección pero mandar presos a los que juegan con el ahorro de los argentinos’. Ayer ya hubo seis detenidos. Prepárense para ver las miserias al desnudo de los que especulan”, afirmó este jueves el candidato peronista durante un mítin electoral.
Dos de ellos fueron detenidos con cerca de 100.000 dólares en efectivo en la calle Florida, la principal arteria comercial del microcentro de Buenos Aires, a la que acuden turistas y argentinos para vender o comprar divisas a un precio que casi triplica el oficial. En el barrio de Belgrano, otro hombre fue detenido con 400.000 dólares atados con cinta a sus piernas y abdomen.
Desde hace un par de días, los cambistas o arbolitos han desaparecido de la calle Florida. Nadie grita “cambio, cambio” a los peatones que circulan por allí en medio de una fuerte presencia policial. Sin embargo, es posible encontrarlos con sólo alejarse un par de cuadras y en otros puntos de la ciudad la actividad continúa como siempre. “Antes de que me dolaricen me dolarizo yo”, le dice un joven a otro en la fila de una casa de cambio del barrio de Colegiales. Ambos piensan que si Milei llega a la Presidencia el peso tiene los días contados.
Tasas de interés del 133%
Ante ese horizonte incierto, numerosos argentinos han optado por deshacerse de los depósitos a plazo fijo en moneda local, pese a los intentos del banco central por mantener su atractivo. Poco después de conocerse el dato de inflación, la entidad monetaria decretó una nueva subida de los tipos de interés, hasta el 133% anual.
Las declaraciones del candidato del partido de ultraderecha La Libertad Avanza en contra de la moneda nacional —cuyo valor equiparó al de los excrementos— fueron tachadas de irresponsables por el entorno de Massa y de la candidata conservadora Patricia Bullrich. También recibió un llamado de atención de la banca privada. El presidente argentino, Alberto Fernández, fue un paso más allá y denunció a Milei por “intimidación pública” al considerar que sus palabras provocaron una caída adicional del peso esta semana. Fernández sostiene que Milei buscó un efecto económico-político que favorezca la propuesta estrella de su programa electoral, la dolarización de la economía. La denuncia de Fernández se sumó a una previa contra Milei presentada por Bullrich por haberla llamado “montonera tirabombas” y haberla acusado de atentar contra jardines de infantes cuando era adolescente.
La judicialización de la campaña no ha alterado la actitud de Milei. En el último debate electoral, reincidió en sus ataques contra Bullrich, a quien llamó “montonera asesina”. Este miércoles acusó al presidente de liderar una persecución política contra La Libertad Avanza. “Están intentando proscribir a la fuerza política más votada en las elecciones de agosto porque saben que estamos a pocos puntos de ganar en las elecciones de octubre y terminar con su gobierno de delincuentes para siempre”, dijo el candidato ultra en rueda de prensa.
Milei volvió a cargar contra el peso y subrayó que sus declaraciones buscan el bienestar común de los argentinos. “¿O acaso ustedes quieren que les mientan? ¿Acaso están a favor de esos economistas que les dicen ‘no, por favor, sean responsables, quédense en pesos’, mientras ellos ahorran en dólares? Vamos, dejemos la hipocresía de lado”, argumentó durante su comparecencia.
El economista puso como ejemplo una persona con mil pesos ahorrados en 2001, cuando el valor de la moneda argentina estaba atado al dólar. Si esa persona optó por ahorrar en la divisa estadounidense, hoy conservaría los mil dólares; de haber optado por la moneda nacional, con esos mil pesos sólo le alcanzaría para comprar un dólar. Su explicación simplista permite entender por qué muchos argentinos ven con buenos ojos la dolarización, pese a las advertencias desde dentro y fuera del país de que sería ruinosa para la población.
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